No debemos confundir querer, cuidar o mimar con SOBREPROTEGER
La Sobreprotección es un tema muy discutible, ya que hay una barrera entre protección y sobreprotección, que no es fácil reconocer. La primera es vital para nuestros hijos. Claro que tenemos que quererlos, cuidarlos, mimarlos y hacerlos felices.
Pero ... ¿que ocurre cuando traspasamos esa barrera? Aquí llega el error.
¿Que es exactamente la sobreprotección?
La Sobreprotección es un exceso de preocupación por los hijos, privándolos de su libertad y de su capacidad para tomar pequeñas decisiones, que los hace totalmente dependientes y sin ningún grado de autonomía.
Todos los animales, por instinto protegen y cuidan a sus crías hasta que pueden valerse por si mismas y pronto comienzan su andadura en solitario. Los humanos en cambio, alargamos esa protección en el tiempo, hasta tal punto que lo convertimos en algo realmente dañino para nuestros hijos y sin darnos cuenta los convertimos en personas miedosas, dependientes, incapaces de hacerle frente a las primeras dificultades que les presenta la vida.
Ahora os voy a contar mi experiencia personal. Soy madre de un niño de 20 años y una niña de 18, como veis para mi siguen siendo mis niños...
Yo fui de esas, que cometí todos los errores que se pueden cometer, uno detrás de otro. Protectores en las esquinas, cierres de seguridad en las puertas de los armarios, tapones en los enchufes, cojines antivuelco para evitar la muerte súbita, no los dejaba ir a las excursiones por miedo a que les pasara algo, en fin, me he pasado, he traspasado la barrera y ahora estoy viviendo las consecuencias, porque hay cosas que los padres no podemos evitar, llega el momento de volar solos.
Hace tres años, mi hijo acabo el bachiller y llegó el momento de hacer la carrera que tanto le gustaba (Economía) y dado que en nuestra ciudad no había, tuvo que irse a otra ciudad, lo que la mayoría de los jóvenes tanto desean. Estaba en una Residencia de Estudiantes, donde os aseguro que tenia todas las comodidades, venía a casa todos los fines de semana y cada Domingo cuando llegaba la hora de marcharse era un sufrimiento que no os lo puedo describir, se ponía fatal, nauseas, escalofríos, malestar, era toda una tragedia. Total, que aguantó allí el primer año de carrera, sacó el primer curso con muy buenas notas, pero en cuanto terminó el curso dijo que el para allí no volvía, que otro año así no lo aguantaba. Al final está haciendo ADE en nuestra ciudad y viviendo en casa con mamá y papá.
Este año, le tocaba a la niña irse de casa, pues también quería hacer una carrera que no teníamos en nuestra ciudad. A ella le habíamos buscado un piso, para compartir con dos compañeros, a los que conocía, ya que habían ido juntos al instituto, era lo que ella quería y en principio le hacía mucha ilusión, y así lo hicimos.Teníamos el contrato firmado desde Septiembre hasta Junio, la fianza y el mes de Septiembre pagados, su plaza en la universidad, en fin, todo lo que hacemos los padres para que nuestros hijos sean felices.
Pues al llegar el mes de Agosto, no os lo vais a creer, la niña nos dice que no se quiere ir. Está super agobiada, nerviosa, con una ansiedad tremenda y dice que ella no se va de casa. Intentamos convencerla, que se fuera, que por lo menos lo intentara y que si no se encontraba bien, se podría venir en cualquier momento, ya que solo era una hora de camino, que si no lo intentaba a larga se iba a arrepentir, pero no fue posible. Aquí la tenemos, en casa. Este curso lo está haciendo por la UNED, ya que perdió la plaza que tenía y ya no estaba a tiempo de pedir el cambio. Le está costando mucho, pero está feliz de estar en casa.
Y yo tengo que reconocer que también estoy encantada de tenerlos en casa.
Pero ya veis, ninguno de los dos fué capaz de irse, hacer la carrera que les gustaba y realizar su sueño.
Pero ya veis, ninguno de los dos fué capaz de irse, hacer la carrera que les gustaba y realizar su sueño.
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